Eso de que la vida tiene páginas que hay que cambiar suena trillado y a veces desgastado que no resulta tan idoneo titular una entrada de esa manera pero tampoco me resulta del todo descabellado.
En los últimos meses esperé que algo se iluminará de nuevo y de pronto apareció cuando menos lógico parecía, quizá por gusto o quizá porque no le quedó de otra.
Lo cierto es que desde que ese algo que en realidad es “ella” volvió a tocar a mi puerta, todo cambio, aunque no necesariamente para bien.
Y es que yo me encontraba en medio de un nuevo trabajo con un reto enorme y la necesidad de ofrecer al 100 mi concentración cuando ella, que por años fue mi apoyo, se transformó en una distracción.
Sus decisiones e indecisiones me habían perseguido por meses y cuando menos las necesitaba se afianzaron en mi alma como lo hace la ansiedad.
Así debí buscar la mejor manera de que sí ella quería quedarse, lo hiciera sin desordenar tanto, esta vez a mi manera, con un proceso y una red de seguridad para mí, para nadie más.
Hoy su indecisión que es muy parecida a una ruleta, quedó en un día malo para mi, así que es momento de dar vuelta a la página, antes de que gire de nuevo y caiga en blanco.
O al menos eso parece.